Un compromiso que nos involucra a todos
Cada 2 de mayo, el Día Internacional contra el Bullying o el Acoso Escolar nos invita a reflexionar y actuar frente a una realidad que afecta a miles de niños, niñas y adolescentes en todo el mundo. Esta conmemoración pone en el centro un problema que no podemos seguir ignorando: el acoso escolar, en cualquiera de sus formas (física, verbal, psicológica o cibernética), deja marcas profundas en quienes lo sufren.
El bullying no es un juego inocente, es un comportamiento reiterado y deliberado que genera miedo, tristeza y aislamiento, y que suele implicar un desequilibrio de poder entre la víctima y quien agrede. Sus consecuencias pueden afectar gravemente la salud mental y emocional, interfiriendo en el bienestar y desarrollo de las personas.
Por eso, es clave que toda la comunidad educativa —estudiantes, familias, docentes y directivos— se involucre activamente en su prevención. Fomentar la empatía, el respeto, la inclusión y la comunicación abierta es esencial para construir entornos escolares seguros y protectores.
