El super poder de las mamás

La lactancia materna les proporciona a los bebés todos los nutrientes que necesitan para crecer y que su sistema inmunológico se desarrolle plenamente. Se recomiendan que la leche materna sea el alimento exclusivo de los bebés recién nacidos hasta los 6 meses de edad, y que hasta los 2 años se alimenten con una combinación de la misma con alimentos adecuados y nutritivos para su edad.

 

Beneficios para las y los bebés

  • Además de proporcionar todos los nutrientes y la hidratación necesarios, la lactancia materna ayuda a prevenir infecciones gastrointestinales y respiratorias, obesidad, diabetes, leucemia, alergias, cáncer infantil, hipertensión y colesterol alto. Así mismo, puede contribuir a prevenir la infección la infección por COVID-19.
  • Las niñas y los niños que son alimentados al seno materno tienen menor riesgo de mortalidad en el primer año de vida que quienes que no lo son.
  • Por otro lado, también se ha observado que la lactancia materna se asocia con el desarrollo cognitivo a largo plazo y el coeficiente intelectual que, a su vez, está asociado con el nivel educativo y los ingresos que una persona percibe.

 

Beneficios para las mamás

  • La lactancia no sólo beneficia a los bebés sino también a las mamás, ya que a corto plazo ayuda a su recuperación física, por ejemplo, disminuye el riesgo de hemorragia después del nacimiento y reduce el riesgo de depresión post- parto.
  • A largo plazo contribuye a disminuir las probabilidades de desarrollar cáncer de ovario, cáncer de mama, diabetes tipo II, hipertensión, ataques cardíacos, anemia y osteoporosis.

 

Beneficios para la sociedad

  • La lactancia contribuye al desarrollo de los países pues ayuda a disminuir costos para atender enfermedades como diabetes, cáncer, hipertensión, entre otras.
  • Además, la lactancia materna ayuda en el cuidado del medio ambiente pues no produce desechos ya que evita el uso de materiales contaminantes para publicidad, envasado y transporte.

 

Empezar bien desde el principio nos ayudará a que la lactancia sea una experiencia placentera, por lo que te  aconsejamos que sigas los siguientes pasos:

  1. Asegúrate de que el bebé te lo han colocado en el pecho durante la primera hora de vida y en el caso de no ser así, no dejes pasar las primeras dos horas para iniciar la lactancia.
  2. Higiene de los pechos (con la ducha diaria) y uso de sostén adecuado. Evita utilizar cremas y lociones.
  3. Observación de la toma: el agarre debe ser con el máximo de aureola del pecho en la boca de tu bebé y con la nariz pegada al pecho, ombligo con ombligo, bien alineado. Si ves que tu hijo/a manifiesta cierta inquietud, revisa la técnica de amamantamiento para corregir errores de posición. Agarrarte el pecho con la mano formando una C te ayudará a encontrar la posición correcta.
  4. Cuando estés en el hospital, pide que te enseñen las mejores posiciones para que tanto tu bebé como tú esten cómodos durante el proceso. Recuerda que la cabeza del bebé debe apoyarse en la parte media del antebrazo, no en el codo, y la boca debe estar bien abierta para que abarque al máximo la aureola, no solo el pezón. 
  5. La producción de leche se basa en la  oferta y la demanda: cuánto más lo coloques en el pecho, mayor será la producción de leche, sin importar tanto el tiempo de succión. Vigila que el bebé no se duerma en el pecho. Lactancia frecuente, a demanda y sin restricciones. El pecho no tiene horario, sólo el bebé sabe cuándo y cuánto tiene que mamar. Olvídate del reloj y atiende las demandas del bebé. Ofrece siempre los dos pechos: deja que vacíe uno para colocarlo en el otro.
  6. No utilices, en la medida de lo posible, chupetes o biberones. En el caso de necesitar suplementos, ofréceselos con jeringa y sigue con el pecho a demanda. 
  7. Ten en cuenta que dar de mamar por la noche produce una mayor descarga de prolactina y ello hace que tengas más leche. Te recomendamos que no te saltes este paso.
  8. El calostro que se produce en los primeros 3-5 días, es una substancia concentrada de anticuerpos que lo protege frente a infecciones, además, su vaciamiento hace que la subida de la leche sea menos brusca y menos molesta, siendo también más efectiva.
  9. No hay que esperar a que el bebé llore y es bueno darle de mamar cuando busque. Estos signos el recién nacido los manifiesta cerrando los puños, movimientos con la cabeza hacia delante y atrás con los labios en forma de pez y el más evidente, el llanto.
  10. Vigila los signos de no adaptación a la lactancia: identifica qué está pasando para tratar con éxito las incidencias que interfieren en este proceso.

 

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